martes, 12 de abril de 2011

La Celestina

Hola, de nuevo, a los alumnos de primero.
 
He encontrado lo que buscaba. Es el décimo acto de "La Celestina" en una adaptación que os resultara más comprensible. Aquí os lo pego, adjuntando cuatro aclaraciones léxicas:
 
ARGUMENTO DEL DÉCIMO AUTO (Acto)
Mientras andan Celestina e Lucrecia por el camino, está hablando Melibea consigo misma. Llegan a la puerta. Entra Lucrecia primero. Hace entrar a Celestina. Melibea, después de muchas razones, descubre a Celestina arder en amor de Calisto. Ven venir a Alisa, madre de Melibea. Despídense de en uno.1 Pregunta Alisa a Melibea de los negocios de Celestina, defendiéndole2 su mucha conversación.

1. De común acuerdo.
2. Prohibiéndole.

MELIBEA. (A solas) ¡Oh lastimada de mí! ¡Oh mal proveída3 doncella! ¿E no me fuera mejor conceder su petición e demanda ayer a Celestina cuando de parte de aquel señor, cuya vista me cautivó, me fue rogado, e contentarle a él e sanar a mí; que no venir por fuerza a descubrir mi llaga cuando no me sea agradecido, cuando ya, desconfiando de mi buena respuesta, haya puesto sus ojos en amor de otra? ¡Cuánta más ventaja tuviera mi prometimiento rogado que mi ofrecimiento forzoso! ¡Oh mi fiel criada Lucrecia! ¿Qué dirás de mí? ¿Qué pensarás de mi seso, cuando me veas publicar lo que a ti jamás he querido descubrir? ¡Cómo te espantarás del rompimiento de mi honestidad e vergüenza, que siempre como encerrada doncella acostumbré tener! No sé si habrás barruntado de dónde proceda mi dolor. ¡Oh, si ya vinieses con aquella medianera de mi salud! ¡Oh soberano Dios! A ti, que todos los atribulados llaman, los pasionados piden remedio, los llagados medicina; a ti que los cielos, mar e tierra, con los infernales centros obedecen; a ti, el cual todas las cosas a los hombres sojuzgaste... humildemente suplico des a mi herido corazón sufrimiento e paciencia con que mi terrible pasión pueda disimular. No se desdore4 aquella hoja de castidad que tengo asentada sobre este amoroso deseo, publicando ser otro mi dolor que no el que me atormenta. Pero, ¿cómo lo podré hacer, lastimándome tan cruelmente el ponzoñoso bocado que la vista de su presencia de aquel caballero me dio? ¡Oh género femíneo, encogido e frágil! ¿Por qué no fue también a las hembras concedido poder descubrir su congojoso e ardiente amor, como a los varones? ¡Que ni Calisto viviera quejoso, ni yo penada!
 
3. Precavida, prevenida, cauta, cuidadosa, advertida.
4. Deslucir, manchar, mancillar.
 
Después de haberlo leído, debéis responder a las siguientes preguntas:
 
1. ¿De qué se queja Melibea? Escribe un resumen de lo que le pasa y por qué se encuentra así.
2. A la luz de lo que sabes de la obra y la mentalidad y costumbres de la época, explica en qué radica el problema.
3. ¿Crees que hoy las cosas siguen siendo igual? Razona tu respuesta, y trata de salir de tu cultura y tu civilización antes de decidirte por el sí o el no.
4. Escribe un párrafo argumentando tu postura al respecto de esta cuestión.

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