domingo, 13 de marzo de 2011

Modelo de comentario

Y también dos huevos duros

Quim Monzó



Asunto: las excentricidades de los famosos

Tema: Crítica a la excentricidad de ciertas modas absurdas propuestas por algunos famosos y a su seguimiento por la sociedad.

Estructura externa: los tres párrafos coinciden con la introducción, el desarrollo y la conclusión del texto.

Primer párrafo

Idea principal: La excentricidad de las modas ha llegado al punto de que algunas celebridades intentan imponer los vestidos elaborados con productos alimenticios.

Idea secundaria: Lady Gaga llevaba un vestido hecho con filetes en la gala de la MTV, y una diseñadora española ha creado un vestido elaborado con más de 500 lonchas de jamón ibérico.

Argumentos

  1. De datos: para elaborar un vestido cortito de jamón hacen falta más de 500 lonchas.
  2. De autoridad: según la diseñadora Gruart, es un vestido “rompedor”.

Segundo párrafo:

Idea principal: Estos vestidos alcanzarían distintos precios según las diferentes materias primas que se emplearan en su confección.

Idea secundaria: Según el bolsillo, se pueden confeccionar con jamón –jamón, paletilla, ibérico, e incluso con chorizo.

Argumentos
a.       De ejemplificación: más allá del jamón tenemos la caña de lomo, el morcón, la morcilla... El chorizo incluso.
b.      De experiencia personal: Alberto Contador no habría tenido los problemas que ha tenido si en vez de comerse el filete se hubiese confeccionado unos calzoncillos.
Tercer párrafo
Idea principal: Se han intercambiado los papeles: los platos se diseñan siguiendo una moda, mientas que la moda busca sus materiales en el contenido de los platos.
Idea secundaria: Pero estos materiales pueden herir susceptibilidades.
Argumentos
a.       Conocimiento enciclopédico: Los islamistas no pueden llevar vestidos hechos de cerdo.
b.      Conocimiento de experiencia personal: Los vestidos de queso gruyere son tan excitantes como las transparencias.


Resumen

La excentricidad en la esfera de las modas ha llegado hasta el punto de que algunas celebridades intentan destacarse imponiendo los vestidos elaborados con productos alimenticios. Si la propuesta triunfara, nos encontraríamos con vestidos de distintos precios según las diferentes materias primas que se emplearan en su confección. Lo curioso es la relación tan íntima que se ha establecido entre cocina y pasarela: los platos se diseñan siguiendo una moda, mientas que la moda busca sus materiales en el contenido de los platos.

Tesis

Sintetizante y explícita. Las tendencias de la cocina actual son extravagantes, y la experimentación parece haberse convertido en la meta de los restauradores, que cobran cifras astronómicas por reinventar los platos de siempre con variaciones sutiles y presentaciones de diseño. Así pues, no es de extrañar que en el mundo de la moda ocurra el fenómeno complementario: que se fije en los productos  alimenticios como materia prima para sus diseños. Tan absurda es una posición como la otra.

Si la cocina, al transformarse en tecnoexistencial, ha acabado convertida en pura pasarela de moda, ¿por qué la alta costura no iba a acabar transmutada en un circo gastronómico?

Valoración personal

Este artículo surge en relación con la gala de los premios MTV celebrada recientemente, donde todos pudimos ver a Lady Gaga ataviada con un increíble vestido hecho (me niego a usar el verbo “confeccionar”) a base de filetes, con sombrero y bolso a (macabro) juego.

Personalmente, me parece una idea absurda, grotesca y de muy mal gusto. Además, creo que es una burla al estado actual de las cosas. Con tanta gente muriendo de hambre, esta señora, que, dicho sea de paso, es fantástica en cuanto a voz y puesta en escena y no necesita más promoción surrealista, se atreve a desperdiciar tanta carne en algo que se va a tener que ir a la basura. Pienso sinceramente que los organizadores de la gala deberían haberle prohibido aparecer así en escena, ya que está claro que ella puede jugar a tirar comida, porque para el común de los mortales eso es precisamente lo que significa un filete, pero a la mayoría de nosotros nos cuesta un gran esfuerzo poder comprar un kilo de buena carne de ternera.

Por otra parte, entiendo que se plantea el problema ético de abusar de la vida de animales no para la supervivencia, sino para el espectáculo, y esto me parece de todo punto abominable. Tanto como el sufrimiento que se inflige a los toros en la mal llamada “fiesta nacional”, y ambas cosas son  absurdas  e ilógicas en su planteamiento.

En conclusión, mi posición ante el tema es,  más que de ironía, de indignación. Ya está bien de seguirles las paranoias y bailarles el agua a los famosos y famosillos. Seamos nosotros mismos y pensemos con la cabeza, que para algo la tenemos.

Adecuación

Tenemos un emisor que aparece en algunos momentos, aunque en otros se diluye. Por ejemplo, en la introducción se limita a informar en tercera persona, confiriendo al párrafo una función preferentemente referencial.

En el segundo párrafo, se nos cuela en primera persona del plural, buscando nuestra complicidad, haciendo frente común de personas coherentes contra personas absurdas: los lectores contra los famosos. “Ciñéndonos”, “tenemos”, “pensemos” son ejemplos de esta presencia del autor. Ambos, emisor y receptores, compartimos así la convicción de lo ridículo del caso.

En el tercer  párrafo aparecen “nuestros conciudadanos”, “nuestros creadores” y “tendremos”, como marca de presencia voluntaria, consciente y premeditada del emisor que no quiere quedarse solo frente a esta crítica, y por ello no aparece con individualidad en ningún momento, pues no hay ninguna marca de primera persona singular. Por otra parte, tanto el segundo como el tercer párrafos presentan un predominio de la función expresiva, que el autor usa para dejar clara su postura ante el tema.

No obstante esta presencia consciente, hay fuertes marcas de impersonalidad: “Se pueden confeccionar”, “del cerdo se aprovecha todo”; incluso perífrasis de obligación impersonalizadas: “habrá que tener cuidado”. Esta impersonalización se explica por la diferenciación que establece Quim entre diseñadores y famosos por un lado y el resto de mortales por el otro. De esta forma, se aleja del grupo absurdo y se funde con el receptor, al que supone tan atónito y sorprendido como él lo está. Además, esta posición de complicidad evidencia una deíxis social muy próxima.

Por lo que respecta al receptor implícito, es cualquier lector, desde el fan de Lady Gaga hasta las amas de casa que saben lo que cuestan cien gramos de jamón ibérico, ese que no nos podemos permitir todo el mundo para un simple bocadillo, pero que hay quien desperdicia en la confección de un vestido absurdo que va a durar apenas días, u horas, en el caso de los filetes de Lady. Más aún, el receptor puede ser el atrevido modisto o creador, o el famoso en cualquier caso, que no cae en la cuenta de que su extravagancia va a herir susceptibilidades.

La deíxis social próxima se ve reforzada por el recurso de la ironía, y las menciones a conceptos como “longaniza de Vic”, “Alberto Contador… los calzoncillos” o “Carpanta”. Con los chistes que provocan la sonrisa cómplice, el emisor se asegura la adhesión del receptor. Por otro lado, hay una deíxis social lejana con el diseñador, con quien  no conecta en absoluto, y de ahí la impersonalidad como abismo distanciador.

Modalización

Deóntica: orienta la conducta a través de expresiones como “habrá que tener cuidado”

Valorativa: uso de verbos coloquiales como “zamparse”, o el uso del vocablo “chorizo” en el caso de Camps con claras connotaciones peyorativas. Incluso el uso del demostrativo como despectivo: “ninguna prenda de esas”.

Epistémica: “Es evidente”, “resultar siempre”, son ejemplos de que el emisor sabe que nos tiene de su parte porque no se puede pensar de otra manera si somos racionales. Deja claro que sabe del tema y que es un conocimiento compartido.

Mención aparte en la adecuación merece, en este caso, el fino sentido del humor de que hace gala Quim Monzó. La ironía, la burla entre patente y latente que vierte a lo largo de todo el artículo, dan a entender que para él todo es absurdo y ridículo, risible, desde las excentricidades de Lady Gaga, que aún se podrían entender, hasta el eco que encuentra su “fantástica” idea en una diseñadora española y un tajador de jamón. Las referencias al sonado caso de presunto dopaje de Contador son desternillantes, como las que se hacen a Mohamed Jordi. Asuntos serios tratados desde la ironía para restarles fuego y para apoyar su tesis del absurdo. Un humor irreverente, porque ningún respeto le merece al autor el asunto sobre el que nos habla.

Para cerrar el círculo, quisiera comentar el título del artículo, famosa y reiterativa frase que se oye en la película “Una noche en la Ópera”, de los magistrales Hermanos Marx, en voz de Chico, que se supone que ha de guardar silencio porque está oculto en un camarote y no ha de ser descubierto. Lo absurdo de la situación provoca el humor. Como en este caso. Por eso Quim empieza con esa frase, que quizá ninguno de vosotros conocía.



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