Paraísos
Hay días en que no hay más paraíso, ni se pretende, que tu cama y una ducha caliente. Días en que no hay más horizonte que la autovía a lo lejos, esa por la que tantas veces has pasado sin imaginar que en la distancia se parecería tanto a un sueño inalcanzable. Y deseas encontrarte en uno de esos camiones, rumbo hacia cualquier sitio, pero sabes que tus raíces tiran de ti hacia las losas asépticas que tienes bajo tus pies. Y entonces, piensas que, tan pronto puedas, te dejarás arrastrar por la autovía hacia el mar. No ahora; ahora, no. Pero sí cuando tu cama y una ducha caliente sean simplemente dos momentos del día como cualquier otro.
Ahora mismo han caido en mis manos unas tijeras de podar que cortan las raíces que tiran de mi hacia el suelo. Y deseo, más que nada en el mundo, romper las losas asépticas y encontrar la tierra húmeda y el barro sobre el que rebolcarme, cortarme y sangrar. Y algún dia volveré a darme una ducha caliente.
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