sábado, 21 de julio de 2012

Solución a "Rompe el barómetro"


Asunto: encuestas sobre televisión



TEMA: Análisis sobre la persistencia de la programación basura a pesar de la valoración negativa de los usuarios en encuestas de opinión.

ESTRUCTURA EXTERNA

INTRODUCCIÓN: Primer párrafo

I.P. Según las últimas encuestas, los españoles opinan que hay demasiada telebasura, pero a pesar de ello los índices de audiencia siguen mandando sobre la programación.

I.S. 70 de cada 100 piensan que la tele tiene poca o ninguna calidad (argumento de datos estadísticos)

DESARROLLO: Segundo párrafo y parte del tercero (hasta “recaudatorias del medio”)

I.P. Los telespectadores prefieren la televisión pública por considerarla objetiva.

I.S. Esto es lo contrario de lo que sucede con las autonómicas (argumento de analogía o comparación)

I.S. A las privadas les interesa más la recaudación que la calidad (argumento de experiencia personal)

CONCLUSIÓN: Las últimas tres líneas

I.P y TESIS: A pesar de tan terribles datos no se nos permite exigir dimisiones ni responsabilidades.

I.S. Sin embargo, a los políticos sí que se les exige (argumento de analogía)

ESTRUCTURA INTERNA

El texto tiene una estructura inductiva, pues la tesis es sintetizante. El autor analiza la inutilidad de las demoledoras estadísticas sobre la mala calidad de la televisión y la impotencia del público, pues nada se puede hacer al respecto, ya que a se nos permite opinar en una encuesta, pero no exigir dimisiones ni esperar soluciones.

RESUMEN

Según las últimas encuestas sobre el tema, en televisión se ofrece demasiada telebasura. Paradójicamente, los índices de audiencia indican que mucha gente la sintoniza, y por ello se sigue emitiendo. Es cierto que la oferta pública se considera de mejor calidad y seriedad, pero contra la bazofia que ofrece la privada nada se puede hacer, porque al público no se le permite opinar al respecto ni exigir responsabilidades o soluciones.





VALORACIÓN CRÍTICA Y OPINIÓN PERSONAL

El autor afirma que las estadísticas sobre la calidad de la televisión no sirven de nada, porque no se puede exigir calidad ni responsabilidades por negativos que sean los resultados. Para ello construye un texto con abundancia de argumentos estadísticos que logran convencernos de su tesis y que nos llevan a cuestionarnos la utilidad de unas encuestas que luego no se tienen en cuenta para cambiar la programación. El registro que se utiliza es el estándar medio, con algún guiño familiar (pasar de puntillas, cocinar, o las comparaciones irónicas sobre Elvis o Cruise), lo cual acerca el emisor al receptor, ya que se supone que todos somos consumidores, en una u otra medida, de televisión. Por lo que respecta a la actualidad del texto, a pesar de estar publicado en 2010, hace dos años ahora, el tema tratado sigue vigente, pues no hay más que sintonizar algunas cadenas para darse cuenta de lo decepcionante y hastiante de la mayoría de programas.

Efectivamente, la televisión resulta la mayoría de las veces decepcionante, previsible y aburrida. Demasiado reality y demasiados concursos en los que se prometen millones de euros y que acaban resolviéndose con los consabidos “mil euritos y a casa más contento que unas Pascuas”. Demasiados clichés copiados de una cadena a otra. Y aunque la televisión pública es, en el aspecto informativo, más neutra y objetiva que las privadas, en las que los presentadores no se privan de comentar irónicamente las noticias mediatizando al espectador, también es verdad que no acaba de acertar con los horarios y variedad de oferta: un sábado por la tarde es horrible tener que ver “Cine de barrio” para salvarse de los repetitivos bodrios cinematográficos rodados para televisión y consumidores poco exigentes que emiten la mayoría de las privadas. Sí, hay gente que tiene ONO o Satélite, pero quienes no queremos o no podemos pagar más nos vemos obligados a ir zapeando hasta que encontramos algo que nos guste, que suele estar ya empezado o que empieza a una hora que no nos conviene.

También deberíamos considerar la alternativa que ofrece Internet, donde se puede elegir, seleccionar, buscar, contrastar… La información se vuelve activa y no sólo recepción pasiva mediatizada. Te informas y a la vez, si tienes espíritu curioso, aprendes. Para mí, representa un rival a los medios tradicionales que, si fuese objetivo y no admitiese intervenciones indiscriminadas de usuarios que no tienen ni idea de aquello que propagan, podría revolucionar el mundo de la información, así como el entretenimiento, la música, la imagen…

Personalmente, me quedo con La 2. Me gustan los concursos en los que gente que sabe me ayuda a aprender más; me gustan los documentales que me abren al mundo y al Universo; me gustan las películas que me hacen pensar. Y, sobre todo, me gusta que no se insulte mi inteligencia y se me deje analizar libre e imparcialmente las noticias. Porque de lo contrario, podría llegar a dejar de pensar por mí misma y “dejarme pensar” por el sistema, y eso no me gusta nada.

II-1

Sonrojantes: adjetivo, derivada (*rojante no existe, pero sí sonrojar, y de ahí deriva)

        Son- morfema derivativo prefijo

       -roj- lexema

        -a- Vocal temática (sonrojar)

-nte- morfema derivativo sufijo, forma adjetivos deverbales a partir del participio de presente latino (ambulante, corriente, viviente)

-s : morfema flexivo de número plural

Telebasura: sustantivo, compuesta

         Tele- elemento compositivo, “televisión”

         -basura: lexema

Dejación: sustantivo, derivada

          Dej- lexema

         -a- vocal temática (dejar)

         -ción: morfema derivativo sufijo, indica acción o efecto de lo que significa el lexema

Estereotipados: es otro error del libro, pues la palabra estereotipados no aparece en este texto.

Demoledora: en el contexto en que aparece, significa que los resultados derriban cualquier concepción que se tuviera sobre la calidad de la televisión, que son tan irrefutables que ante ellos no se puede mantener en pie ningún argumento que los rebata, que no dejan lugar para ninguna duda.



II-2

La cohesión es la propiedad de todo texto bien construido en el que cada enunciado se relaciona con los demás mediante procedimientos léxico-semánticos, gramaticales o lógico-sintácticos. Conectadas las partes, el discurso confirma su coherencia y adquiere unidad.

En este caso, analizaremos la cohesión gramatical del texto propuesto. Lo primero que destaca cuando lo leemos es la impersonalidad y casi frialdad del estilo: expresiones como “se cocina… no se valora… ni se pregunta… solo se trata…”, proposiciones impersonales o pasivas reflejas, aportan un grado de distancia del autor con respecto a lo tratado que aumenta la impresión de objetividad. A esto se suma la abundancia de datos objetivos, que convierten el artículo en casi un tratado irrefutable sobre la autenticidad de la tesis del autor.

Otro rasgo que llama la atención es la progresión temática: en los dos primeros párrafos es de tema constante, ya que en el primero el tema es “los medios”, de los que se dan remas como su falta de interés, su empeño en usar esas mismas estadísticas contra los políticos, su insistencia en que nos creamos los niveles de audiencia…; en el segundo párrafo el tema es “los encuestados”: lo que piensan respecto a la televisión; y en el tercer párrafo hay una parte de tema lineal, la que explica el puesto de honor de TVE, y otra de tema constante, en la que el tema es “el público”.

Por otra parte, aparecen anáforas, como “se LOS restriegan [los designios]”, o “en ELLOS no se valora la calidad [los datos], o elipsis, como “Es como si [los medios] se hubieran puesto de acuerdo”. También aparecen proformas, como “gente” por “españoles” y “el consumidor”, o el verbo hacer en “lo hace” o “hacen”, ambas en el tercer párrafo.

La deixis temporal abunda en presente, porque la mala calidad y las quejas de los telespectadores son una constante que se repite año tras año cuando se pregunta en estas encuestas. La deixis espacial se centra en España, aunque no se nombre directamente, a través de expresiones como “los españoles”, “Urdaci” o “TVE”.

Si tenemos en cuenta que el tema es “Análisis sobre la persistencia de la programación basura a pesar de la valoración negativa de los usuarios en encuestas de opinión”, veremos que los dos primeros fenómenos analizados (modalidad oracional impersonal y progresión temática) confirman la unidad global del artículo, en el que el autor, a pesar de ser español y usuario casi con certeza de televisión, evita pronunciarse en primera persona para mantener la objetividad de un análisis.

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